
El éxito que está teniendo la
edición de mi segunda novela LAS ÚLTIMAS CARICIAS DE UN DOLOR,
que va por su cuarta edición, generó la decisión de este relanzamiento. Muchos
de los lectores de LAS ÚLTIMAS CARICIAS…
no conocían la primera de las novelas que componen la saga, en la que Ariel
Giovenco comenzó sus aventuras de abogado detectivesco en los andurriales
bonaerenses, por lo que les ha nacido el interés por conseguirla. Otros, que la
habían leído de prestado, o que la prestaron y nunca más volvió, quieren ahora
conseguirla para tener las dos en sus bibliotecas. Vino a ocurrir entonces que invistiéndome
del aura de mi personaje, me puse a investigar y encontré que en librerías
prácticamente no está. Entonces fui a la fuente, Ediciones Peña Lillo – Continente,
hablé con su dueño, quien no dudó en disponer un relanzamiento de LA
TRAMA KANDINSKY…, cuya distribución y venta estará a mi cargo, de la
misma forma que LAS ÚLTIMAS CARICIAS…
Breve comentario sobre LA
TRAMA KANDINSKY – Una maldición bonaerense
Es una novela policial cuya
historia se desarrolla en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, en pleno
reinado de la maldita policía de Pedro Klodczik. Y, no puede soslayarse ni en
la novela ni en la realidad, también en la Argentina de Menem. Pese a que el
secuestro de un joven panadero (el hecho del relato) está ubicado en el tiempo
hace veinte años, la historia enciende interés porque por varias razones
reverbera en el presente, a la luz de fantasmas que insisten hoy en reaparecer,
reviviendo desatinos y corrupciones que son también noticia en la actualidad.
La novela está relatada en
primera persona, y quien nos habla, a veces al oído, es Ariel Giovenco, el
abogado penalista encargado de la investigación. Profesor de derecho penal, de complicadas
relaciones amorosas. Desde que acepta el caso, Giovenco se verá inmerso en una
maleza de interrogantes, cuyos trazos y abstracciones, como los que muestran
los cuadros de Kandinsky, decide abordar sin condiciones. Hay momentos de
acciones tensas, toques de humor ácido (¿Puede ser otro tipo de humor el de un
policial?), y osadas tomas de posición respecto de temas
"inconvenientes". La historia muestra a un abogado penalista en
acción, ángulo poco abordado en la literatura del policial nacional. La
complejidad del caso se le presenta a Giovenco como un cuadro del famoso pintor
ruso del abstracto, quien también fue abogado pero decidió luego "buscar
la verdad" más allá del mundo jurídico, escuchando señales en los
sentimientos, que volcó después en su particular pintura.
La trama Kandinsky, que cabe calificarla como
novela de la frustración, posiblemente su verdadero tema, con manejos de
ambigüedades y sobreentendidos, despliega su relato surfeando a través de una
complicada "trama", tejida por una lamentable realidad policial,
judicial, política, religiosa... y, también, de amores confusos que, sin
dudarlo, deja con las ganas de que sus equívocos trazos se sigan pintando en
otros cuadros, mejor dicho, en las siguientes novelas de la saga.
Los saludo con todas las letras
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